Ya sea por un problema laboral o personal, un conflicto en la relación de pareja, algún comentario de una persona o cualquier otro motivo, a menudo nos encontramos pensando más de la cuenta en algo, sin poder parar de darle vueltas al mismo tema.
Aunque está bien pensar en los problemas para encontrar posibles soluciones, es importante establecer una diferencia entre pensar de un modo constructivo y pensar en exceso.
Algunas cosas que puedes hacer para no pensar en exceso
1. Pon las cosas en perspectiva. Pregúntate: ¿Esto tendrá importancia dentro de unas semanas, meses o años? Esto te ayudará a darte cuenta de si se trata de algo que realmente importa y si merece la pena que le des tantas vueltas.
2. Actúa. Cuando estás pensando no estás actuando sino que estás viviendo en tu mente, con la mirada perdida y sin hacer nada (excepto dentro de tu cabeza). Cambia eso por algo que implique acción y concentración a la vez, de manera que no quede espacio en tu mente para darle vueltas a tus pensamientos. Es decir, mantente activo y ocupado.
3. Usa la autoinstrucción: “no voy a pensar en esto ahora”. Si se trata de algo que te preocupa mucho, toma una nota rápida para acordare de pensar en ello al día siguiente y prohíbete hacerlo durante un momento importante.
4. Ponte un plazo límite para tomar una decisión. Si tardas demasiado en tomar una decisión y no haces más que pensar en ello, puedes ponerte una fecha límite, obligarte a tomar una decisión para esa fecha y actuar en consecuencia.
5. Cuando tus pensamientos están motivados por el miedo a que te pase algo malo, pregúntate: ¿qué probabilidades reales hay de que esto suceda? Si sucede, ¿qué es lo peor que me puede pasar? ¿Realmente sería tan terrible? ¿Acaso no podría soportarlo? ¿Me moriría? Este tipo de preguntas sirven para darte cuenta de que, seguramente, estás exagerando, que no es tan probable como crees y que, si sucede, ni es tan horrible como imaginas ni tú eres tan impotente como crees, pues seguramente tienes la capacidad para resolverlo.
6. Céntrate en el presente. Cuando estás enredado en tus pensamiento no estás en el presente, sino en el pasado (pensando en algo malo que te ha pasado) o en el futuro (pensando en las cosas malas que podrían pasarte). Practicar mindfulness y usar algunas algunas técnicas para mejorar tu concentración pueden servir de ayuda en este caso.
7. Deja de hablar del tema con todo el mundo. Algunas personas no solo se obsesionan solas sino que, además, hablan con algún amigo del tema sin parar, una y otra vez. Esto no solo sirve para darle dolor de cabeza a tu paciente amigo sino que también fomenta tu obsesión. Cuando estés con alguien aprovecha el momento para hacer precisamente lo contrario: sacar de tu mente tus preocupaciones y centrarte en cosas más agradables. Si realmente sientes la necesidad de hablar, prueba a escribirlo y luego lo lees para ti.